5 Consejos para el cuidado de tus articulaciones
El dolor articular no discrimina por edades. Incluso a partir de los 40 años, cuando muchas personas aún mantienen su espíritu juvenil, pueden surgir problemas en las articulaciones y los músculos que requieren nuestra atención. En este artículo, exploraremos cómo abordar y cuidar estas molestias para mantenernos activos y saludables a medida que avanzamos en la vida.
Dolor articular y muscular, rigidez, molestias en hombros y espalda y, el más común, el incómodo dolor de rodilla, son algunos de los síntomas que pueden aparecer cuando nos empiezan a salir las primeras canas.
Pero, cuidado, esto tiene más que ver por el sedentarismo y la “curva de la felicidad” que nos sale en el abdomen que con la edad en sí misma. Las personas que practican ejercicio con asiduidad y llevan una dieta sana y equilibrada son mucho menos susceptibles de sufrir estas molestias que quienes llevan una vida sedentaria y una alimentación inadecuada.
¿Por qué duelen las articulaciones? Las causas son muchas, pero muchas veces están relacionadas por un excesivo uso del sofá (el sofing, como lo llaman algunos).
Para cuidar nuestras articulaciones, y nuestra salud en general, es necesario llevar unos buenos hábitos de vida. A continuación te mostramos los más importantes.
Fortalecer músculos
El fortalecimiento de nuestros músculos no solo protege nuestras articulaciones, también previene el riesgo de padecer dolencias cardiovasculares y es una forma eficaz de combatir la obesidad, una de las principales causas de los problemas en nuestros huesos.
Con la edad, la masa muscular tiende a disminuir, por lo que a partir de los 40 es aconsejable contrarrestar esa pérdida con unos entrenamientos, ejercicios de movilidad articular, que nos hagan recuperarla.
Sin embargo, en el caso de tener problemas articulares, la musculación debe realizarse con el suficiente cuidado como para que no afecte a nuestros huesos.
Proteger los huesos
Es posible hacer ejercicio y muscular de un modo que no sea agresivo para nuestros huesos y articulaciones. Los ejercicios de bajo impacto, como el Pilates, el yoga, el ciclismo, la natación o, simplemente, caminar una hora al día a buen ritmo, son perfectos para aumentar al mismo tiempo nuestra capacidad aeróbica y anaeróbica.
Si sufres algún tipo de problema óseo o articular, si has sufrido recientemente una lesión y te estás recuperando o si llevas mucho tiempo sin practicar deporte, los ejercicios de baja intensidad son los más adecuados para recuperar la forma sin el peligro de sufrir lesiones.
Es también importante que, antes y después de tus entrenamientos, utilices algún tipo de crema para el dolor articular, como Rescue Gel Árnica Roll-On, que cuenta entre sus componentes con Árnica Montana, Harpagofito y Aloe Vera, o Alpenkrauter Emulsión, con Romero, eucalipto, pino siberiano y mentol. Ambas cremas naturales son un remedio natural con propiedades calmantes y antiinflamatorias que alivian todo tipo de dolor articular y muscular.
Comer de una forma saludable
La edad es un factor que puede influir en el dolor articular y muscular, pero no es el único ni mucho menos. La obesidad, que se puede padecer en cualquier etapa de la vida, es uno de los factores que más ponen a prueba nuestras articulaciones.
Cítricos, muy ricos en vitamina C, pescado azul, con un alto contenido en Omega 3, legumbres, verduras o frutos secos son algunos de los mejores alimentos para nuestras articulaciones. Y, por supuesto, el aceite de oliva, una de las principales causas de que la dieta mediterránea sea considerada la más saludable del mundo.
Controlar el peso
La obesidad nos afecta negativamente en todos los aspectos. En lo referente a las articulaciones, las más castigadas por el sobrepeso son las rodillas y las caderas. No cuidar nuestra línea puede provocar a largo plazo enfermedades como la osteoporosis y la artritis, entre otras.
La mejor forma de evitar esos kilos de más es hacer ejercicio y llevar una alimentación sana (y la mejor forma de ganar peso es llevar una vida sedentaria, algo de lo que hay que huir, especialmente a partir de los 40 años).
Hidratarse
El agua que ingerimos llega hasta nuestras articulaciones, por lo que una mala hidratación puede hacernos más propensos a sufrir lesiones.
Se recomienda el consumo diario de, al menos, 2 litros de agua, especialmente cuando se practica ejercicio. Ojo, tampoco es necesario encharcarnos. Una hiper-hidratación puede causar problemas hormonales y metabólicos. Como ocurre con el deporte y la alimentación (y realmente con todos los aspectos de la vida) el equilibrio es la mejor opción.
El dolor articular y muscular no es una condena inevitable que debamos cumplir cuando cumplimos los 40 o los 50 años. Unos buenos hábitos en nuestro día a día son la mejor garantía para gozar de una buena salud. Cuanto antes empieces con estas saludables rutinas, más te lo agradecerá tu cuerpo durante la madurez.
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